El libro del Apocalipsis, conocido también como las Revelaciones, es una de las secciones más impactantes de la Biblia. Este texto, que describe un juicio final catastrófico, ha sido la base para muchas representaciones del fin del mundo. Sin embargo, muchos interpretan el Apocalipsis como un relato apocalíptico de lo que está por venir, mientras que su autor, Juan, tenía un enfoque diferente: su preocupación era más bien la segunda venida de Cristo.
Es importante situar este texto en su contexto histórico. En el año 70 d.C., Juan fue testigo del sitio de Jerusalén, uno de los episodios más dramáticos de la historia. Los cristianos esperaban que Jesús regresara para vengarse de los romanos por su muerte y la persecución que sufrieron. Así, el libro del Apocalipsis se convirtió en una especie de propaganda contra los romanos, manteniendo viva la esperanza de los cristianos en la futura salvación.
Uno de los pasajes más conocidos del Apocalipsis es el de los cuatro jinetes, cuyas descripciones son tan gráficas como aterradoras. Según el capítulo 9, versículos 17-19, los caballos de los jinetes tienen corazas de fuego, sus bocas emiten fuego, humo y azufre, y sus colas parecen serpientes con cabezas, causando grandes estragos.
El texto no solo habla de catástrofes naturales, sino también de fenómenos sobrenaturales que anuncian el fin de los tiempos. Se menciona que la gente morirá abrasada por el Sol, apedreada por una granizada, y que el Sol se apagará mientras la Luna se convierte en sangre. También se describe una lluvia de estrellas y un gran terremoto que trastornará el orden del mundo.
Entre las visiones más extrañas del Apocalipsis se encuentran las langostas descritas como criaturas con rostro humano, cabello de mujer y dientes de león. Estas langostas poseen un aguijón como el de los escorpiones, que no matan, pero torturan a los humanos durante cinco meses.
El Apocalipsis fue uno de los textos más debatidos a la hora de definir el canon de la Biblia. A pesar de que muchos eruditos y sacerdotes lo rechazaban, Atanasio de Alejandría, influyente en el proceso de selección, apoyó su inclusión en el Nuevo Testamento. Su visión del libro como una herramienta para fortalecer la fe cristiana prevaleció, y el Apocalipsis terminó siendo parte fundamental de las escrituras.
Sobre el autor del libro, aún persisten dudas. Aunque muchos creen que fue el apóstol Juan, autor del Evangelio que lleva su nombre, existen diferencias que han generado controversia. El estilo y la terminología utilizada en el Apocalipsis no coinciden del todo con los del Evangelio, y algunos estudiosos piensan que podrían ser dos autores diferentes.
Un tema recurrente en el Apocalipsis es el número 666, conocido popularmente como el “número de la bestia”. Sin embargo, en el libro se aclara que este número no se refiere al diablo, sino a una persona: el emperador romano Nerón. La clave de esta interpretación radica en la gematría, una técnica de numerología judía que asigna valores numéricos a las letras. Nerón, conocido por su crueldad hacia los cristianos, es identificado en el texto como la bestia.
El Apocalipsis también menciona la marca de la bestia, que algunos creen que hace referencia a las monedas romanas o los sellos imperiales de la época.
A lo largo de la historia, diversas personas han intentado predecir el fin del mundo basándose en las profecías del Apocalipsis. Entre los intentos fallidos se encuentran las predicciones del matemático escocés John Napier, quien en el siglo XVII señaló que el juicio final ocurriría en 1688 o 1700, y las de Johann Bengel, que pronosticó el comienzo del fin para 1836. En tiempos más recientes, grupos como los Davidianos, cuyo asedio en Waco (Texas) en 1993 culminó en una tragedia, y teóricos como David Meade, que predijo el fin del mundo en 2017 y 2018, también han basado sus creencias en las visiones del Apocalipsis, aunque sin éxito.
Además del Apocalipsis cristiano, existen otros textos apocalípticos judíos, como el Apocalipsis de Esdras, que presenta visiones similares y no es menos dramático que el libro de Juan.
Este misterio, que ha fascinado a millones de personas a lo largo de los siglos, sigue siendo objeto de interpretación y debate, alimentando teorías, predicciones y reflexiones sobre el futuro de la humanidad.