El Instituto Karolinska ha otorgado el Premio Nobel de Medicina a los científicos estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun por su innovador descubrimiento de los microARN y su papel en la regulación genética postranscripcional. Este descubrimiento marca un hito en la biología molecular, cambiando la forma en que se entienden los mecanismos que regulan la expresión genética en organismos complejos.
El trabajo de Ambros y Ruvkun, basado en el análisis exhaustivo del gusano C. elegans, reveló la existencia de los microARN, una nueva clase de ARN que no se conocía previamente y cuya función es clave para la regulación de los genes. Este ARN, más pequeño que otros tipos de ARN, actúa como un “interruptor” genético, controlando qué genes se activan o desactivan en determinadas circunstancias.
La relevancia de los microARN va más allá de la biología básica: su regulación anormal se ha vinculado al desarrollo de enfermedades como el cáncer, además de estar asociado a mutaciones genéticas que pueden causar pérdida de audición congénita y trastornos oculares en humanos. El descubrimiento no solo abre nuevas vías de investigación para entender mejor estas enfermedades, sino que también presenta posibles objetivos terapéuticos para futuros tratamientos.
El año pasado, el Nobel de Medicina fue otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por su trabajo en la vacuna contra el COVID-19 basada en ARN mensajero, subrayando la creciente importancia de este campo en la medicina moderna.