El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que beneficia a cerca de 42 millones de personas en Estados Unidos, enfrenta la interrupción de pagos para noviembre a partir del 1 de noviembre debido al cierre parcial del gobierno, que entró en su día 31.
La administración de Donald Trump notificó que no utilizará un fondo de contingencia de 6 mil millones de dólares, reservado para emergencias, para cubrir los beneficios regulares durante el cierre. Esta decisión genera la primera suspensión de SNAP por un shutdown en su historia moderna.
Demócratas en el Congreso presentaron un proyecto de ley para financiar SNAP por separado, que no avanzó. Acusan al gobierno de priorizar otros pagos, como salarios militares, y culpan a republicanos de bloquear resoluciones de continuidad presupuestaria limpia.
Republicanos responden que demócratas rechazan acuerdos al exigir fondos adicionales para programas como Medicaid y rechazan 14 propuestas de financiamiento limpio.
Una jueza federal en Boston indicó que ordenará probablemente el uso parcial del fondo de contingencia, retrasando un corte total. Además, 25 fiscales generales demócratas demandaron al Departamento de Agricultura por considerar ilegal la negativa a liberar recursos.
Estados como Nueva York, California y Texas anunciaron fondos propios para mitigar el impacto, aunque sin reembolso federal. En Florida, 20 mil beneficiarios de Sarasota dependen de bancos de alimentos como All Faiths, que reportan aumento de demanda desde octubre.
Beneficiarios como Chantille Manuel, en Florida, agotaron sus fondos de octubre y temen escasez. Austin Lemmer recibe 295 dólares mensuales y raciona arroz y frijoles. Una familia promedio de cuatro personas obtiene 715 dólares al mes.
El presidente Trump afirmó que resolverá el tema de SNAP para noviembre. Negociaciones bipartidistas en el Senado continúan sin acuerdo para reabrir el gobierno.
