El presidente de Rusia, Vladimir Putin, instruyó el 5 de noviembre de 2025 al Ministerio de Defensa y a la Agencia de Energía Atómica a elaborar propuestas técnicas para la posible reanudación de pruebas nucleares. Durante una reunión televisada del Consejo de Seguridad, Putin señaló que la decisión no implica una ruptura inmediata con los tratados internacionales, pero que el país debe estar preparado ante el “deterioro del entorno estratégico global”. Desde 1991, Rusia no ha llevado a cabo pruebas de ese tipo debido a compromisos multilaterales de no proliferación.
La instrucción fue interpretada como una respuesta a las tensiones internacionales derivadas de recientes ejercicios militares en Europa del Este y la suspensión parcial del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares por parte de Moscú. Putin afirmó que el fortalecimiento del arsenal nuclear ruso es un componente esencial de su política de seguridad nacional y aseguró que las pruebas solo se llevarían a cabo “si las circunstancias globales lo exigen”. El Ministerio de Defensa ruso no precisó fechas ni ubicaciones para la posible ejecución de los ensayos.
Analistas en defensa señalaron que la medida podría provocar reacciones de Estados Unidos, China y la OTAN, en un contexto en el que las relaciones entre potencias nucleares se encuentran tensas. Expertos en control de armas advirtieron que una eventual prueba rusa reabriría un debate internacional sobre el equilibrio disuasorio y la estabilidad estratégica global.
