Que la virginidad acaba con la rotura del himen o que no se debe tener sexo durante la menstruación son algunos de los mitos más extendidos en torno a las relaciones sexuales. Pero, ¿Qué tienen de cierto?
El himen
Actualmente, el término ‘himen' persiste y da lugar a la imagen mental de una piel que cierra el canal vaginal como un film transparente. Sin embargo, Ana Lombardía, terapeuta sexual de We-Vibe, explica que se trata más bien de una fantasía: «Algunas personas tienen himen, que es un anillo de membrana mucosa que rodea la entrada de la vagina, pero no la cierra. El llamado himen es estirable y, en la mayoría de las personas que lo tienen, no cambia, ni siquiera cuando se produce el parto vaginal».
Por lo tanto, si una mujer sangra durante las relaciones sexuales, no es porque el himen esté roto, sino con toda probabilidad porque no hay suficiente humedad.
La experta asegura que no existe un himen en este sentido y que la falta del mismo no prueba que haya habido relaciones sexuales con penetración.
El sexo anal está relacionado con la orientación sexual
Muchos hombres heterosexuales se ven cohibidos a practicar el sexo anal con sus parejas por miedo a que su “masculinidad” peligre. Sin embargo, nada podría estar más lejos de la realidad, ya que es ahí donde se encuentra el conocido punto G masculino, también conocido como punto P al estar relacionado con la próstata.
Esta zona podría proporcionar al hombre un mayor placer durante sus relaciones sexuales, a la par que orgasmos mucho más satisfactorios. Por lo tanto, disfrutar de la penetración anal no es algo que esté relacionado con la orientación sexual, si no más bien forma parte de la sexualidad masculina en general, al estar la próstata relacionada con el orgasmo masculino.
La eyaculación femenina no existe
La eyaculación femenina sí existe, y es lo que nosotros conocemos como squirt. Este es el líquido inoloro e incoloro que la mujer expulsa por la uretra durante las relaciones sexuales.
Muchas veces ha estado incluso relacionado con problemas de continencia. Más tarde, se acabó demostrando que este líquido se produce durante la excitación y sale en la eyaculación, pero esto no se produce por igual en todas las mujeres.
Creemos que la eyaculación femenina no existe porque no muchas lo expulsan de la misma forma, ya que en otras ocasiones ese líquido se echa durante la micción.
El sexo en solitario perjudica las relaciones en pareja
Aunque se concibe como algo socialmente aceptado para los solteros, mucha gente cree que la masturbación en solitario en una relación es un indicador negativo. Lombardía lo ve de otra manera: «Es perfectamente normal y bueno si sabes lo que quieres y lo que no quieres. El sexo en solitario ayuda al autodescubrimiento y es diferente con la pareja. Así que no significa que la masturbación sustituya o compita con los momentos íntimos en pareja».
Por el contrario, «conocer el propio cuerpo, las preferencias y las necesidades puede reforzar la relación de pareja», añade la experta, «y la variedad en la vida sexual puede tener un efecto positivo en la sexualidad de la pareja». Además, los juguetes sexuales son una buena herramienta para ello, ya sea a solas o en pareja.
Los hombres siempre tienen ganas
El deseo sexual no está condicionado por el género. Es perfectamente normal no querer mantener relaciones sexuales siempre, y no significa que algo esté mal. «La pasión o la falta de ella tiene más que ver con la forma en que accedemos a nuestra sexualidad», comenta la experta.
A menudo, la falta de erección se entiende como falta de deseo, pero la realidad es que los hombres pueden sentir muchísimo placer e incluso llegar al orgasmo sin necesidad de tener una erección. Aun así, Lombardía manifiesta que las erecciones pueden ser muy placenteras, pues permiten una estimulación muy potente sobre el pene. Cuando se tiene una erección es porque los cuerpos cavernosos están llenos de sangre, lo que hace que el pene sea muy sensible en ese momento.