La historia de Chucky, el infame muñeco asesino, tiene sus raíces en una serie de eventos que podrían hacer que cualquier persona desconfíe de sus juguetes. Inicialmente concebido como un regalo de cumpleaños para Andy, un niño solitario en busca de compañía, Chucky pronto se reveló como algo mucho más siniestro. Resultó ser la encarnación de un despiadado asesino serial, empeñado en resucitar a través de rituales satánicos que habían permitido que su alma se escondiera en el juguete, a la espera de encontrar un nuevo huésped humano adecuado.
Los días de Andy se convirtieron en una pesadilla, ya que Chucky no solo lo torturaba psicológicamente, sino que también dejaba un rastro de muerte a su paso, demostrando que las manos de plástico podían ser igual de mortales que las de un ser humano. La conexión entre Chucky y la leyenda de un muñeco llamado Robert solo añade un escalofriante matiz a esta historia de terror.
El muñeco real, fue entregado como un inocente regalo al pintor Robert Eugene Otto en su infancia, pero pronto se convirtió en el centro de eventos inexplicables y aterradores en su hogar. Testigos afirmaban haber visto al muñeco moverse, reír e incluso parpadear cuando nadie más estaba presente. Este muñeco, vestido con un traje de marinero y acompañado siempre por un león de juguete, se convirtió en una fuente constante de terror para Eugene y su entorno.
A pesar de dejar atrás a Robert cuando creció, Eugene se encontró nuevamente con él después de heredar la casa de sus padres. Sin embargo, no tardó en deshacerse del muñeco al presenciar los problemas y el miedo que causaba a una familia amiga. Finalmente, en 1994, el muñeco fue donado al museo Fort East Martello, donde sigue acechando a los visitantes con su presencia inquietante.
Se dice que Robert maldice a cualquiera que no le muestre el debido respeto o que se atreva a fotografiarlo sin su consentimiento, lo que solo agrega más sombras a esta inquietante historia de muñecos poseídos y venganza sobrenatural.
