A 27 años del lanzamiento de South Park, Matt Stone, uno de sus creadores, compartió un conmovedor relato sobre los inicios de la icónica serie. En 1995, Stone y su socio Trey Parker rentaron una pequeña habitación en Los Ángeles para producir el primer corto de lo que más tarde se convertiría en una de las series animadas más influyentes de todos los tiempos. “Estaba desesperado por salir adelante, mientras que Trey tenía constantes bloqueos creativos. Nos apoyábamos mutuamente para seguir adelante”, recuerda Stone.
En sus primeros días, ambos soñaban con que su proyecto fuera comprado por FOX, imaginándose al lado de Los Simpson. Sin embargo, todo cambió cuando descubrieron las estrictas regulaciones de la cadena, lo que llevó a Parker a rechazar la oferta. “Me molesté con él porque sabíamos las carencias económicas que teníamos, pero era mi mejor amigo, tuve que confiar en él”, confiesa Stone.
Con apenas dinero para la renta y durmiendo en condiciones precarias, su única esperanza parecía haberse desvanecido. Pero días después de ser rechazados por FOX, un pequeño canal se interesó en su proyecto y les ofreció total libertad creativa. Fue así como South Park encontró su hogar en Comedy Central.
El proceso no fue fácil. Les tomó seis meses producir el primer episodio, enfrentando desafíos como adaptar su animación a los cortes comerciales. A pesar de todo, lograron completar el episodio y, para 1997, South Park ya estaba en el aire, ganando rápidamente popularidad. “En 1996 estábamos en un departamento horrible con dinero muy limitado… para el año 2000 nos encontrábamos en la entrega de premios más importante del mundo con unos vestidos ridículos porque sabíamos que lo habíamos conseguido”.
Hoy, después de casi tres décadas, South Park se mantiene como una de las series más relevantes y exitosas de la televisión. Matt Stone reflexiona sobre todo lo que vivió: “Todos los sacrificios tienen un propósito, tarde o temprano las cosas se alinean”. Su historia es un testimonio de perseverancia y amistad, demostrando que, a veces, los sacrificios más grandes conducen a los éxitos más extraordinarios.