Un grupo de arqueólogos peruanos encontró los vestigios de una estructura olvidada desde el siglo XVI, ubicada entre el Puente Trujillo y la histórica Plaza de Armas de Lima donde se encontró a unos pocos metros de Palacio de Gobierno los restos de una estructura arquitectónica histórica que se creía perdida desde 1879.
El descubrimiento ocurrió durante una serie de investigaciones arqueológicas realizadas en el puente Trujillo, ubicado entre los distritos del Rímac y el Cercado de Lima, específicamente en el área donde se encontraba la antigua estructura que originalmente conectaba la ciudad con el norte.
Los trabajos de excavación, que comenzaron recientemente, revelaron elementos que confirman la existencia de una construcción que data de principios del siglo XVII, antes de ser reemplazada por el famoso Puente de Piedra en 1610.
El Arco del Puente, una estructura de gran importancia histórica, fue el acceso principal a la ciudad hasta su destrucción en un devastador incendio en 1879. El hallazgo de los restos de este antiguo puente se produce después de décadas de desconocimiento sobre su ubicación exacta.
Según Luis Martín Bogdanovich, gerente de Prolima, el descubrimiento incluye no solo el arco de ladrillos, sino también varios elementos de la época, como monedas de plata del siglo XVI y fragmentos de cerámica inglesa, que confirman la relevancia histórica del lugar.
Además de los hallazgos mencionados, el equipo de Prolima identificó uno de los pilares originales del Puente de Piedra, lo que permitirá a los investigadores precisar la orientación y ubicación exacta de la estructura antes de su destrucción. Este pilar, que se encontraba cubierto por capas de tierra y escombros, es uno de los pocos vestigios que sobreviven de esta importante obra arquitectónica que representaba un punto de acceso a la ciudad.
Este hallazgo no solo enriquece el patrimonio histórico de Lima, sino que también ofrece nuevas perspectivas sobre el proceso de urbanización en los primeros años de la colonia española. Los vestigios encontrados, como las monedas macuquinas y la cerámica de la época, aportan información valiosa sobre las relaciones comerciales y las costumbres sociales de la época virreinal.