En los últimos años, un número creciente de viajeros ha optado por una opción menos convencional para recorrer el mundo: el barco de carga. Este tipo de embarcaciones, tradicionalmente usadas para el transporte de mercancías, han comenzado a ofrecer espacios para pasajeros, brindando una experiencia única en el mar. A diferencia de los grandes cruceros, los barcos de carga ofrecen una travesía más tranquila y solitaria, con itinerarios que pueden durar semanas, cruzando océanos y tocando puertos en países de todo el mundo.
El proceso para embarcarse en uno de estos barcos es diferente al de los cruceros comerciales. Los viajeros deben contactar con agencias especializadas que gestionan los viajes en barcos de carga, los cuales no están pensados para el turismo, sino para el comercio global. Las rutas incluyen paradas en puertos de Asia, África, Europa y América, lo que permite a los pasajeros descubrir destinos menos turísticos y conocer un lado diferente del transporte marítimo.
Sin embargo, la experiencia tiene sus limitaciones: no hay muchas actividades a bordo, el acceso a internet es limitado y las instalaciones son básicas. A pesar de esto, los viajeros que buscan desconectar de la rutina diaria y disfrutar de la paz del océano aprecian la oportunidad de vivir una experiencia más auténtica y lejos de los grandes resorts turísticos.