Operadores de la línea de emergencia 911 en México reciben diariamente llamadas como quejas por demoras en entregas de pizza o solicitudes de niños pidiendo ayuda con tareas escolares. Estas comunicaciones, clasificadas como improcedentes, representan la mitad de las llamadas atendidas, según Cintia, operadora con ocho años de experiencia en el servicio. La saturación de las líneas dificulta la atención de emergencias reales, como incendios, asaltos o casos médicos.
Cintia reporta que los teléfonos suenan sin parar durante todo el día, pero cinco de cada diez llamadas son falsas o no corresponden a emergencias. Esta situación pone en riesgo la respuesta oportuna a incidentes graves, ya que los operadores deben filtrar entre comunicaciones legítimas y bromas. Las autoridades advierten que estas prácticas generan un impacto significativo en la operatividad del sistema de emergencias.
El Código Penal de la Ciudad de México establece sanciones para las llamadas de broma, con multas que van de 1,080 a 10,800 pesos y penas de tres meses a dos años de prisión. Estas medidas buscan desincentivar el mal uso de la línea 911 y garantizar que los recursos se destinen a atender situaciones críticas. La problemática resalta la necesidad de concientizar a la población sobre el uso responsable de los servicios de emergencia.