El gobierno de China anunció la incorporación de dos nuevos productos químicos, el 1-Boc-4-AP y el piperidón-4, a su lista de sustancias sujetas a regulación, al ser utilizadas como precursores en la fabricación del opioide fentanilo. Esta medida, que entrará en vigor a partir del 20 de julio, tiene como objetivo reforzar el combate al narcotráfico internacional y responder a señalamientos del gobierno estadounidense sobre el papel de empresas chinas en la cadena de suministro de estos compuestos.
La decisión fue comunicada por seis agencias gubernamentales chinas en un documento conjunto que establece una pena mínima de diez años de prisión para quienes sean sorprendidos traficando con cantidades superiores a los 100 gramos. El anuncio se produjo tras una reunión entre el ministro de Seguridad Pública de China y el embajador de Estados Unidos en Pekín, donde ambas partes discutieron mecanismos de cooperación.
En Estados Unidos, la Administración Trump ha mantenido críticas constantes sobre la participación de actores chinos en el tráfico de opioides. Las nuevas restricciones por parte de China han sido interpretadas por algunos sectores como un gesto para mejorar las relaciones bilaterales y evitar la imposición de nuevos aranceles comerciales relacionados con el fentanilo.
China defiende su actuación afirmando que ha realizado esfuerzos significativos para controlar la producción y exportación de sustancias peligrosas, y considera que Estados Unidos debería reconocer estos avances. Mientras tanto, organizaciones internacionales de salud y seguridad han celebrado el anuncio como un paso necesario para contener la crisis global de opioides.