La ciudad de Seúl ha puesto en marcha un programa de “tiendas bondadosas” destinadas a combatir el aislamiento social entre sus habitantes. Estos espacios, que comenzaron a operar en marzo, buscan ofrecer un lugar de convivencia y apoyo en medio de una capital donde los hogares unipersonales representan casi el 40% y miles de personas viven en situación de aislamiento.
Más de 20 mil personas han visitado las cuatro sedes abiertas hasta el momento, superando ampliamente la expectativa inicial de cinco mil visitantes en un año. En el distrito de Dongdaemun, uno de estos locales recibe diariamente entre 70 y 80 personas de diferentes edades. Las actividades incluyen la proyección de películas, espacios de descanso y la distribución gratuita de ramen, un alimento considerado símbolo de calidez en Corea del Sur.
El programa se desarrolla en un contexto de transformaciones sociales profundas. El rápido desarrollo económico, el alto costo de la vivienda y las largas jornadas laborales han reducido la vida familiar y desincentivado el matrimonio y la natalidad. Paralelamente, el envejecimiento de la población y el fenómeno del aislamiento juvenil, similar al hikikomori en Japón, han incrementado la preocupación por la soledad.
Las autoridades locales también han establecido una línea telefónica de apoyo, donde consejeros brindan acompañamiento a personas que no tienen con quién hablar. Según encuestas recientes, un tercio de los adultos surcoreanos carece de alguien cercano a quien recurrir en situaciones de necesidad, lo que ha impulsado estas medidas de acompañamiento comunitario.
Las “tiendas bondadosas” no solo buscan ofrecer servicios básicos, sino también normalizar el encuentro social en un país donde persiste el estigma sobre la salud mental. Funcionan como espacios de integración para jóvenes desempleados, personas mayores y ciudadanos sin redes familiares, consolidándose como un modelo alternativo para abordar un problema creciente en Corea del Sur.