El 27 de febrero de 2020 se confirmó el primer caso de COVID-19 en México. Se trató de un hombre de 35 años, de nacionalidad italiana, quien presentó síntomas leves y se recuperó.
Días después, se reportó la primera muerte. Desde entonces, la enfermedad ha causado más de 334 mil 336 fallecimientos en el país.
Las autoridades implementaron medidas como confinamientos, cierre de establecimientos, suspensión de clases presenciales y trabajo remoto. Las calles quedaron vacías, mientras los hospitales enfrentaban una alta demanda de camas, insumos médicos y oxígeno.
El personal de salud trabajó en jornadas extensas con recursos limitados, atendiendo a miles de pacientes en áreas reconvertidas para la atención de COVID-19.
El 24 de diciembre de 2020 llegaron las primeras vacunas y se estableció un plan de inmunización por grupos de riesgo. Con el tiempo, la vacunación masiva ayudó a reducir la mortalidad y la gravedad de la enfermedad.
En mayo de 2023, el gobierno declaró el fin de la emergencia sanitaria, aunque el virus sigue presente y continúa registrando casos.
Cinco años después, el impacto de la pandemia sigue reflejándose en la salud, la economía y la vida cotidiana de la población.