La araña violinista, también conocida como Loxosceles reclusa, es una especie nativa de México que ha sido responsable de diversos casos de mordeduras en los últimos años. Aunque su presencia es común en zonas rurales y urbanas del país, su actividad aumenta durante las noches calurosas y veraniegas, especialmente con luna llena.
Los lugares donde suelen habitar incluyen rincones oscuros y poco aseados, como debajo de tanques de gas, detrás de cuadros, cornisas, librerías o en armarios con ropa. A pesar de su actividad durante todo el año, su vitalidad disminuye con la llegada del frío.
La mordedura de esta araña puede causar necrosis en los tejidos afectados, debido a las poderosas enzimas presentes en su veneno. Aunque la mayoría de los casos son leves, es fundamental actuar rápidamente ante una mordedura. Se recomienda aplicar hielo y vendaje compresivo frío sobre la herida, lavarla con agua y jabón, y acudir al Centro de Salud más cercano.
En 2018, científicos mexicanos desarrollaron un antídoto de cuarta generación, conocido como Reclusmyn, que neutraliza la toxicidad del veneno de la araña violinista. Este medicamento ha sido fundamental en el tratamiento de mordeduras graves.
Recientemente, en diciembre de 2024, un turista en Puebla fue mordido por una araña violinista mientras descansaba en una banca del Parque del Arte. Inicialmente, la mordedura fue diagnosticada en un hospital privado, pero no contaban con el antídoto necesario. Tras buscar ayuda en varios hospitales, el paciente recibió el tratamiento adecuado en el Hospital Ángeles del Pedregal en Ciudad de México, con un costo cercano a 90 mil pesos.
Para prevenir mordeduras, es esencial revisar grietas o paredes con aperturas donde puedan refugiarse las arañas, mantener una limpieza constante en el hogar, especialmente en clósets, muebles y sótanos, evitar acumular cajas u objetos no deseados, y revisar y sacudir ropa y zapatos antes de usarlos.
En la Ciudad de México y la Zona Metropolitana, se han reportado en promedio 12 casos de mordeduras por año entre 1997 y 2017, según datos del Centro Toxicológico del Sector Salud. La mayoría de los casos han sido atendidos en adultos, con una menor incidencia en niños.
Es importante recordar que, aunque la araña violinista puede representar un riesgo, su presencia no debe generar pánico. Con medidas preventivas y atención oportuna, es posible convivir de manera segura con esta especie.