Agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) detuvieron dos vehículos que se dirigían hacia México en el cruce fronterizo de Laredo Bridge 2, en Laredo, Texas. La inspección rutinaria reveló irregularidades en las paredes de los remolques, lo que llevó a un examen secundario donde se localizaron compartimentos ocultos.
En esos espacios se encontraron aproximadamente 400 armas de fuego de diversos calibres, incluyendo rifles y pistolas, junto con cargadores de alta capacidad y miles de cartuchos de munición. Los ocupantes de los vehículos, identificados como Emilio Ramírez-Cortez, residente permanente legal en Estados Unidos, y su hijo Edgar Ramírez-Díaz, ciudadano estadounidense, fueron arrestados en el lugar por agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (HSI de ICE).
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) informó que las armas procedían de adquisiciones legales en territorio estadounidense y estaban destinadas a grupos criminales en México, donde contribuyen a operaciones de violencia en varias regiones. Tras el decomiso, los detenidos fueron transferidos al Servicio de Alguaciles de Estados Unidos para su procesamiento judicial inicial, enfrentando cargos federales por contrabando de armas de fuego.
La investigación, a cargo de HSI, permanece en curso y podría resultar en cargos adicionales o la identificación de otros involucrados, según un comunicado del DHS. El embajador de Estados Unidos en México, Ronald Johnson, comentó en la red social X sobre el incidente: “Autoridades estadounidenses incautaron 400 armas que iban a México — y arrestaron a los responsables. Armas que no llegarán a manos criminales. Seguridad compartida en acción.”
Este decomiso forma parte de esfuerzos continuos para interrumpir el flujo de armas a través de la frontera sur. En lo que va de 2025, agencias como CBP y el Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) han reportado un aumento en las incautaciones, con casi 10.000 armas destinadas a México retenidas en los primeros meses del año. En septiembre, por ejemplo, en el puerto de Hidalgo, Texas, se confiscaron armas junto con más de un millón de dólares en moneda no declarada.
El contrabando de armas desde Estados Unidos hacia México representa un desafío bilateral, con estimaciones que indican que entre 200.000 y 500.000 piezas cruzan la frontera de manera ilegal cada año. Fuentes del ATF señalan que al menos dos tercios de las armas recuperadas en escenas del crimen en México provienen de compras iniciales en el norte del Río Bravo. Operaciones como Southbound, iniciada en 2020, han incrementado las detenciones en un 66% en periodos comparables.
Autoridades mexicanas han expresado reconocimiento por estas acciones, en el marco de diálogos bilaterales sobre seguridad fronteriza. El gobierno de México mantiene demandas judiciales contra distribuidores estadounidenses por prácticas que facilitan el desvío de armas al mercado negro, aunque un caso ante la Corte Suprema de Estados Unidos fue desestimado en junio de 2025 por protecciones legales a fabricantes.
El incidente en Laredo subraya la colaboración entre agencias federales de ambos países, con inspecciones outbound que han evitado el paso de contrabando en múltiples cruces. El DHS enfatizó que las operaciones rutinarias en puertos como Laredo y Nogales continúan como medida para rastrear y desmantelar redes de tráfico.
