En un acto celebrado en Utah Valley University (UVU), donde se desarrollaba una presentación pública de Charlie Kirk como parte de su gira “American Comeback Tour”, se registró un tiroteo que impactó al activista conservador en el cuello. El incidente ocurrió alrededor del mediodía, cuando un disparo fue efectuado desde un edificio ubicado a unos 180-200 metros del escenario. El proyectil alcanzó a Kirk durante una sesión de preguntas y respuestas, justo después de que respondía a una consulta, provocando su caída inmediata.
Testigos y videos capturados por el público muestran a Kirk retrocediendo en su silla mientras la audiencia reacciona con pánico y desbandada. Personal de seguridad privada lo evacuó del lugar y fue trasladado a un hospital cercano, donde ingresó en estado crítico.
Inicialmente, se reportó la detención de un hombre mayor identificado como sospechoso, pero más tarde se aclaró que esa persona no estaba vinculada al ataque y fue liberada. Las autoridades universitarias cerraron el campus, cancelaron las clases y coordinaron la evacuación con apoyo del FBI y de la agencia ATF. Al cierre de los primeros informes, el tirador permanecía prófugo.
La respuesta institucional incluyó declaraciones de figuras políticas de ambos partidos, que condenaron el uso de la violencia y expresaron respaldo a Kirk. El expresidente Donald Trump solicitó oraciones por su recuperación, y el vicepresidente J.D. Vance utilizó redes sociales para sumarse a ese llamado. Autoridades como el gobernador de Utah, Spencer Cox, el gobernador de California, Gavin Newsom, y líderes del Congreso también manifestaron repudio al ataque y solidaridad con el activista.
El incidente añadió un nuevo capítulo a la creciente preocupación por la violencia con motivaciones políticas en Estados Unidos. En los últimos años se han registrado otros ataques contra figuras públicas de diversas orientaciones ideológicas, lo que ha generado llamados reiterados a preservar el debate político sin recurrir a daños físicos.
