Un grupo de investigadores reveló que el guano de pingüinos Adelia en la Antártida desempeña un papel crucial en la formación de nubes, ayudando a enfriar el planeta. En la base antártica Marambio, Argentina, cerca de una colonia de 60,000 pingüinos, se detectaron concentraciones de amoníaco hasta mil veces mayores a lo normal cuando el viento provenía de la colonia. Este amoníaco reacciona con compuestos de azufre liberados por el fitoplancton, generando aerosoles que facilitan la condensación de nubes, un proceso natural que resalta la influencia de los pingüinos en el ecosistema polar.
Estas nubes actúan como un escudo, reflejando la radiación solar y reduciendo la temperatura en la región, lo que disminuye el derretimiento del hielo superficial. Sorprendentemente, el guano continuó emitiendo gases formadores de nubes incluso semanas después de que los pingüinos migraran. Además, se identificaron trazas de dimetilamina, que acelera la formación de aerosoles, y ácidos oxo de yodo atmosférico, amplificando este efecto climático. Este descubrimiento subraya cómo las emisiones biogénicas de una especie pueden moldear el clima local de manera significativa.
El hallazgo destaca la relevancia ecológica y climática de los pingüinos en el equilibrio del sistema polar. Su contribución a la formación de nubes no solo protege el hielo antártico, sino que también demuestra la interconexión entre las especies y los procesos atmosféricos. Este fenómeno natural refuerza la importancia de conservar las poblaciones de pingüinos y sus hábitats para mantener la estabilidad del clima en una de las regiones más críticas del planeta.