El expresidente Felipe Calderón Hinojosa lanzó recientemente una dura crítica a la estrategia de seguridad de la administración morenista, asegurando que durante su mandato se combatió al crimen organizado “con toda la fuerza del Estado”. En una serie de publicaciones en redes sociales, Calderón destacó que la actual escalada de violencia se debe a la falta de acción contra los delincuentes, y que las luchas territoriales entre grupos criminales se han intensificado ante la ausencia del Estado.
Estas declaraciones provocaron una respuesta contundente de la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, quien calificó de “cinismo” las afirmaciones de Calderón, especialmente a la luz del inminente juicio de su exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna. García Luna fue juzgado en Estados Unidos por sus vínculos con el crimen organizado, incluyendo cargos por recibir sobornos y colusión con grupos criminales, lo que añade un contexto crítico a las afirmaciones del exmandatario.
En su defensa, Sheinbaum enfatizó que el país ha cambiado y que el pueblo de México demanda una transformación en la lucha contra la delincuencia. La presidenta apuntó que la actual administración se enfoca en métodos basados en la inteligencia y la investigación, en contraste con el enfoque militarizado del pasado.
Calderón, por su parte, insistió en que su gobierno sí tomó medidas efectivas contra la delincuencia, argumentando que la violencia en México se debe a la disputa territorial entre grupos criminales y a la falta de acción estatal. Según él, dejar que los delincuentes se apoderen del país es lo que alimenta la violencia, afirmando que “lo que causa la violencia no es combatir a los criminales, sino dejarlos apoderarse del país”.
Este intercambio de acusaciones pone de manifiesto las profundas divisiones en las estrategias de seguridad en México y refleja la continua lucha política en torno a la gestión de la violencia y el crimen organizado en el país.
