Con la implementación de la nueva ley qué prohíbe alimentos chatarra en las escuelas, los padres buscan alternativas más saludables para alimentar a sus hijos.
Aunque los productos procesados son convenientes, su consumo frecuente puede afectar negativamente tanto la salud como el rendimiento académico de los niños. Estos alimentos, ricos en azúcares, sodio y grasas, disminuyen la capacidad de concentración y aprendizaje, ya que el cerebro necesita nutrientes específicos para su desarrollo.
Una alimentación inadecuada también puede causar fatiga y desinterés escolar, lo que afecta el comportamiento y la interacción de los niños con el contenido educativo. A largo plazo, el consumo excesivo de productos procesados está vinculado a la obesidad y enfermedades metabólicas.
Los productos procesados, como galletas y jugos envasados, no aportan los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo cerebral de los niños.
Las alternativas más saludables para las loncheras escolares incluyen proteínas, carbohidratos integrales y frutas frescas.Los padres desempeñan un papel crucial en la educación alimentaria, modelando hábitos saludables y permitiendo que los niños participen en la elección de alimentos.