En 2024, el gobierno de Corea del Sur implementó una prohibición nacional a la venta de carne de perro destinada al consumo. La medida, aprobada en enero, establece un periodo de transición que permite a criadores, distribuidores y comerciantes operar hasta febrero de 2027 antes de cerrar sus actividades de forma definitiva.
Los sectores involucrados en esta industria han expresado que el plazo otorgado resulta insuficiente para una transición completa, considerando que la cría y comercialización de perros para consumo ha representado una fuente de ingreso para diversas comunidades durante generaciones. Asimismo, se ha señalado la falta de medidas específicas para respaldar económicamente a los productores y para garantizar el bienestar de los aproximadamente 500 mil perros aún en cautiverio.
Incluso entre quienes respaldan la legislación, persisten dudas sobre su implementación. Diversas organizaciones han advertido que muchos animales rescatados de los mataderos enfrentan la posibilidad de ser sacrificados por la falta de infraestructura y recursos para su reubicación, lo que plantea nuevos retos en torno a la aplicación efectiva de la norma.