La Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enfrenta una crisis alarmante que ha llevado a sus estudiantes a declarar un paro indefinido de actividades. Las instalaciones deterioradas y la falta de respuesta ante sus denuncias han puesto en evidencia las precarias condiciones en las que se encuentran, generando preocupación sobre la seguridad y el bienestar de quienes allí estudian.
Un recorrido por los espacios de esta facultad revela una realidad desoladora. Estudiantes reportan techos con goteras, lámparas inservibles y cables expuestos, lo que aumenta el riesgo de accidentes en un entorno donde se manejan sustancias químicas. Paulina Mercado, estudiante de la facultad, enfatiza: “Hay diferentes goteras, especialmente en algunos laboratorios. Creo que es un peligro porque manejamos reactivos”.
Rey, otro estudiante, agrega que los problemas son variados: “Desde el cableado de la facultad, hasta las áreas donde estudiamos y trabajamos con reactivos, todo está en muy mal estado”. Este panorama ha llevado a los alumnos a tomar acciones contundentes, exigiendo a las autoridades universitarias una solución inmediata.
El paro de actividades es una respuesta a años de promesas incumplidas. Los estudiantes critican la falta de acciones concretas por parte de la administración: “Nos dicen que lo van a arreglar, que ya tienen fechas, pero no han hecho nada”, lamenta un estudiante que prefiere permanecer en el anonimato. La paciencia se ha agotado y la situación se ha tornado insostenible.
Las autoridades de la Facultad de Química han reconocido la existencia de problemas en las instalaciones, pero justifican su inacción por la falta de recursos. Carlos Amador Bedolla, director de la facultad, declaró: “Muchas de estas cosas requieren dinero, y siempre tenemos carencias en las instituciones educativas”. Sin embargo, esta respuesta no ha satisfecho a los estudiantes, quienes exigen medidas más efectivas.
A una semana del inicio del paro, las negociaciones entre autoridades y estudiantes no han logrado establecer un acuerdo. Los estudiantes también han manifestado su interés en explorar métodos alternativos de titulación y han exigido que no se tomen represalias por la toma de instalaciones, la cual, aseguran, ha sido pacífica y sin vandalismo.
Además de las condiciones físicas de la facultad, los estudiantes han denunciado otros problemas internos, incluyendo acusaciones de investigadores que presuntamente han robado proyectos de becarios, lo que agrava aún más el clima de desconfianza y descontento en la comunidad académica.
La situación en la Facultad de Química de la UNAM es un llamado de atención sobre la necesidad de priorizar la seguridad y el bienestar de los estudiantes, así como de garantizar un ambiente adecuado para la formación académica. La falta de respuesta y solución a estas demandas podría tener repercusiones más profundas en el futuro académico de la facultad.