Durante la Segunda Guerra Mundial, el peinado ‘peek-a-boo' de la actriz Veronica Lake, caracterizado por una melena ondulada que cubría parcialmente uno de sus ojos, se popularizó entre las mujeres estadounidenses. Sin embargo, este estilo provocó preocupaciones en las fábricas de armamento, ya que las trabajadoras que lo adoptaban sufrían accidentes al quedar su cabello atrapado en la maquinaria.
Ante esta situación, el Departamento de Guerra de EE. UU. solicitó a la Paramount Pictures que Lake modificara su peinado para dar ejemplo. En 1943, la actriz apareció en anuncios de propaganda con un nuevo estilo de cabello recogido, promoviendo la seguridad laboral.
Este cambio afectó su imagen pública y su carrera en Hollywood. La transformación de su apariencia coincidió con una disminución en su popularidad y oportunidades profesionales. Lake continuó trabajando en la industria, pero nunca recuperó el estatus que había alcanzado con su icónico peinado.
El caso de Veronica Lake ilustra cómo la imagen de una figura pública puede influir en comportamientos sociales y cómo las decisiones personales pueden tener repercusiones más amplias durante períodos críticos.