El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó sobre el hallazgo de un conjunto mortuorio en una cueva subterránea del estado de Coahuila, con una antigüedad que supera los 500 años. El sitio, identificado como utilizado entre los años 950 y 1521 d.C. durante el periodo Posclásico, contenía artefactos distribuidos en 14 puntos, entre los que figuran brazaletes de concha, discos de pirita y fragmentos de madera carbonizada.
Los restos estaban dispuestos en lo que parecen ser rituales vinculados a la fertilidad, con brazaletes colocados sobre formaciones de estalagmitas con simbolismos fálicos. Estos objetos fueron recuperados por arqueólogos del INAH luego de que visitantes dieran aviso de su existencia. Además, el sitio se interpretó en clave de sagrados, asociados con el inframundo o la matriz de la Tierra, conforme a estudios sobre uso ritual de cuevas en culturas prehispánicas.
El descubrimiento amplía el conocimiento sobre las sociedades nómadas del norte de México y sus prácticas funerarias. Sirve para documentar las formas simbólicas ligadas a la muerte, el entorno natural y las creencias relacionadas con la fertilidad y el ciclo vital, y refuerza la importancia de las cuevas como espacios ceremoniales en épocas prehispánicas.