En México, el Día Nacional del Ajolote conmemora la importancia cultural y ecológica de esta especie única. Surgió como una iniciativa para concientizar sobre la conservación del ajolote, una especie endémica amenazada. La fecha, establecida el 1 de febrero, celebra la riqueza biológica de este anfibio, destacando su papel en la mitología azteca y su contribución al equilibrio ambiental en los ecosistemas acuáticos. La efeméride busca fomentar la preservación de su hábitat y la adopción de prácticas sostenibles para garantizar la supervivencia de esta emblemática especie.
En las creencias prehispánicas, el ajolote ocupaba un lugar destacado en la mitología mesoamericana. Considerado un ser sagrado por varias civilizaciones, era asociado con deidades acuáticas y la regeneración. Los indígenas veneraban al ajolote por su capacidad para cambiar de forma y su habilidad para regenerar partes del cuerpo, atributos que simbolizaban la renovación y la conexión con la vida acuática. Aunque estas creencias han perdido relevancia en la actualidad, el ajolote sigue siendo una especie única y emblemática en la cultura mexicana.