La reciente reaparición de Miguel Ángel Yunes Linares como senador sustituto, tras la licencia de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez, ha desencadenado una ola de críticas. Lydia Cacho, periodista y autora del influyente libro Los Demonios del Edén, ha condenado enérgicamente la decisión del partido Morena de aceptar al exgobernador de Veracruz en el Senado.
En un contundente mensaje publicado en sus redes sociales, Cacho no dudó en calificar a Yunes Linares de “criminal”, recordando su presunta implicación en una red de pedofilia y explotación infantil revelada en su investigación hace dos décadas. Cacho también denunció que, durante la investigación, Yunes Linares había amenazado a su editor con violencia para impedir la publicación de su libro.
“Este es Miguel Ángel Yunes Linares, el hombre que amenazó con armas a mi editor para evitar la publicación de Los Demonios del Edén. El amigo del pederasta Jean Succar Kuri y del blanqueador de dinero Kamel Nacif. Morena le aplaude y negocia con este criminal a cambio de un voto. Alianzas imperdonables que hacen historia,” expresó Cacho en su cuenta oficial de Twitter.
El regreso de Yunes Linares al Senado el 10 de septiembre de 2024, tras la solicitud de licencia de su hijo por problemas de salud, ha generado controversia. Su reincorporación a la Cámara Alta ocurre en un momento crítico, dado que su voto es determinante para alcanzar la mayoría calificada necesaria para aprobar la reforma al Poder Judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
La reforma, que busca modificar el funcionamiento del Poder Judicial en México, ha sido objeto de debate intenso. La incorporación de Yunes Linares asegura a Morena y sus aliados la mayoría calificada, lo que podría inclinar la balanza a favor de la aprobación de la iniciativa.
Además de las críticas de Cacho, el retorno de Yunes Linares ha avivado el debate sobre la ética y la política en México, poniendo en el centro de la discusión la percepción pública de las alianzas y negociaciones en el ámbito político. En medio de la polarización y las acusaciones, la figura de Yunes Linares se ha convertido en un símbolo de las tensiones entre la política y la justicia en el país.