El accidente ocurrido durante el rodaje de Resident Evil: The Final Chapter marcó un hito trágico en la historia del cine. Olivia Jackson, una especialista en acción, fue asignada originalmente para una escena de pelea sencilla, pero las circunstancias cambiaron. A última hora, la producción decidió que Jackson debía realizar un arriesgado truco en motocicleta.
La tarea consistía en conducir a casi 70 km/h hacia una cámara suspendida en una grúa, que debía elevarse justo antes del impacto. Tras dos ensayos exitosos, los productores decidieron modificar el plan: retrasar un segundo la elevación de la cámara, pero sin informar a Jackson sobre este cambio. Debido a esta falta de comunicación, Olivia chocó contra la cámara, lo que le provocó múltiples lesiones graves. La actriz permaneció en coma durante 17 días, luchando por su vida.
El incidente provocó una larga batalla legal, que culminó con una sentencia favorable para Jackson. Un tribunal sudafricano determinó que hubo negligencia en la planificación y ejecución del truco por parte de la productora. Sin embargo, la cantidad exacta que Olivia Jackson recibió como indemnización aún no ha sido revelada.