Por: Salvador García Alejandro
A principios de este año WhatsApp anunció que las políticas de privacidad de su contrato cambiarían. Dijo que estas nuevas cláusulas incluían compartir la información – alguna considerada sensible – con las otras dos marcas de la empresa: Instagram y Facebook. El mundo entero descubrió lo que desde siempre se ha sabido: las redes sociales trafican con los datos del usuario a través de sus sofisticados algoritmos, todo con el pretexto de brindarle una mejor y personalísima experiencia al usuario.
En el documental El dilema de las redes sociales (The Social Dilema, Dir. Jeff Orlowski, Netflix, 2020) se acuña la frase: “cuando algo es gratis, entonces el producto eres tú”. Por ahora casi dos décadas las Redes Sociales y las aplicaciones han sido el nuevo paradigma en que los seres humanos, principalmente los jóvenes y niños de las generaciones Y y Z, nos comunicamos, hacemos comunidad, negocio y hasta gestionamos nuestra identidad, privacidad e imaginación en el mundo digital, como apuntan Howard Garner y Katie Davis en su interesante libro: La generación App (Paidós, 2014).
Hoy tenemos Aplicaciones (Apps) prácticamente para todo. Y aunque aún no se ha inventado la App para la felicidad -al menos no hasta el momento de la publicación de este artículo- pareciera que sí existe. Y aquí, como en todo, se rompen gustos, los hay desde los fans de Tik Tok, Instagram, Spotify, Uber Eats, Amazon y un largo etcétera.
Sin embargo, hay una que destaca por encima de las anteriores: se trata de WhatsApp, aplicación de mensajería instantánea, que sustituyó de manera por demás eficiente a los ahora arcaicos SMS. Creada originalmente por Brian Acton y Jan Koum, lanzada al mundo en enero de 2009. En el 2014 una de las noticias más impactantes del mundo de la tecnología fue la compra de WhatsApp por parte de Facebook, esto después de que la compañía de Zuckerberg le ofreciera 19 mil millones de dólares a Brian Acton y Jan Koum. La típica historia de los negocios: el pez grande se come al pequeño, para no tener competencia en su sector. Recientemente Zuckerberg y su empresa están siendo investigados por este tipo de prácticas monopólicas.
En el marco de la celebración de su cumpleaños número 12, WhatsApp anunció que en este momento la plataforma cuenta con más de 2.000 millones de usuarios, quienes mensualmente utilizan la aplicación para crear y compartir aproximadamente 100.000 millones de mensajes y realizar mil millones de llamadas cada día.
Por eso, cuando en enero la aplicación anunció el cambio en sus políticas de privacidad, que entrarían en vigor originalmente el día 8 de febrero del 2021, se vivieron nueve convulsos días después de que WhatsApp anunciara que iba a obligar a sus usuarios a compartir datos con Facebook e Instagram, para seguir usando la aplicación, con un tinte mandatorio. Aquellos que no aceptarán las nuevas políticas de su contrato, simplemente perderían su cuenta y no podrían seguir usando la aplicación.
Sin embargo, ante la enorme disconformidad de muchos de sus usuarios, la App tuvo que recular y aplazar el día de la aplicación de dichos cambios que sus dos mil millones, que finalmente será el 15 de mayo. Por cierto, dichos cambios solo tienen efecto en Esatdos Unidos y América Latina, según un portavoz de Facebook, estos cambios no iban a tener efecto en la Unión Europea.
Entrándole a la infodemia.
Durante los días postreros de enero y principios de febrero, WhastApp, recibió una sopa y no de Wuhan, sino de su propio chocolate – son para este punto, incontables las veces que Facebook ha publicado descaradamente Fake News, haciéndolo una prácticamente propia de la posverdad y de la nueva normalidad del consumo masivo de la información. . Basta con recordar el polémico caso de Cambridge Analytica, en donde el mismo Zuckerberg tuvo que comparecer en abril de 2019 ante la corte Norteamericana por su presunta relación con la empresa de Big Data británica, a quien se le acusó de haber manipulado al electorado a través de Facebook, para que Donald Trump llegará a la presidencia en las elecciones de 2016.
Fue por esos días que WhatsApp lanzó una campaña entre sus usuarios para aclarar las condiciones ante “la desinformación sobre cómo funcionan la privacidad y la seguridad de nuestro servicio”.
Aprendiendo a recular
El comunicado de WhatsApp comenzaba con la compañía explicando que han “escuchado de mucha gente la confusión que existe en torno a nuestra reciente actualización”. También señalan que “ha habido mucha información errónea que ha causado preocupación” y añaden que “queremos ayudar a todos a comprender nuestros principios y los hechos”.
Sin entrar en la desinformación que dicen haber observado, sí que ponen especial énfasis en explicar que debido al cifrado de extremo a extremo, ni Facebook ni WhatsApp pueden ver nuestros mensajes privados. En este sentido, también aseguran que no almacenan registros de las personas a las que escribimos o llamamos, y añaden que tampoco comparten nuestros contactos con Facebook ni pueden ver nuestra ubicación compartida.
Pero la neta, ¿tú les crees?
Recuerdo perfectamente a Edward Snowden advirtiendo al mundo entero que todas estas tecnologías no solo son adictivas, sino intrusivas, y están diseñadas para mantener al mundo entero en un estado perpetuo de vigilancia a escala global.
Edward Snowden -el exanalista de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que reveló al mundo un masivo programa de espionaje y de Estados Unidos- advirtió de todo esto en 2013. Dándose así la filtración de información ultra confidencial más importante en la historia de Estados Unidos de América.
Nueva información sobre cómo la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) espía inclusive a sus aliados europeos ha conmovido a la comunidad internacional.
Fue un sistema lanzado en 2007 por la NSA que le permite captar correos electrónicos, videos, fotografías, llamadas de voz e imagen, actividad en los medios sociales, contraseñas y otros datos de usuarios contenidos por las principales empresas de internet en EE.UU.
Las compañías nombradas por los diarios que publicaron detalles del sistema incluyen a Microsoft y su división Skype, Google y su división YouTube, Yahoo, Facebook, AOL, Apple y PalTalk -un servicio de “chatteo” no tan conocido como los anteriores.
Lo que es una debilidad en tu rival; se torna en una de tus principales fortalezas.
Frente a otras ocasiones en las que ha habido polémicas similares puntuales, Signal y Telegram están creciendo exponencialmente, asegurando la segunda 25 millones de usuarios en 72 horas. Toda la situación de WhatsApp y un tuit han sido suficientes para disparar su uso.
Eso sí, tampoco se puede descartar que, por ejemplo en Estados Unidos, donde no es el servicio más usado de lejos, el crecimiento de Signal tenga que ver con los hechos del asalto al Capitolio y el posterior bloqueo de cuentas en redes sociales a Donald Trump. En Telegram, por ejemplo, se están dando bloqueos de canales relacionados con el supremacismo blanco, que desde la plataforma de mensajería consideran que están incitando a la violencia.
Pero el hecho de que el mismísimo Mark Zuckerberg haya confesado ante los medios que él usa Signal para comunicarse con sus seres queridos y colaboradores más cercanos, dice mucho al respecto. Cuando el dueño del local no come lo que en él se prepara; es por algo.
#Release myfreewillatonce
En un mundo tan tecnológico como el nuestro. Estamos viviendo una nueva era en la historia de nuestra especie. Uno en el que a través de un Tweed podemos quitar a un dictador que se ha perpetuado en el poder por generaciones, como en el caso de la Primavera Arabe. O bien a través de un # hacer que un estudio cinematográfico acepte liberar y apoyar el proyecto de un director para poder ver su versión, cuatro años después del estreno de la versión que, por problemas personales y con el mismo estudio, abandonó.
Las reacciones ante el anuncio del cambio de política de la privacidad en WhatsApp, se tornaron más virulentas que el SARS Cov-2. Hubo quien sin leerlas le dio aceptar (un gran porcentaje de cualquier App hace esto); hubo quien lo pensó un poco, pero las aceptó, bajo el argumento de: “el que nada debe… a mí por qué querrían espiarme si no soy nadie famoso…no tengo nada que ocultar, en fin si lo sabe Facebook”; y hubo muchos, como un servidor, que sin pensarlo nos cambiamos gustosos a otro servicio de mensajería, solo para descubrir que está mucho mejor que WhatsApp.
Una de las grandes ventajas que tenemos ahora es que podemos elegir. Así que si las políticas de WhatsApp no te gustan, convencen o simplemente te resultan sospechosas; pues ¡cámbiate y listo!
En fin, a mí lo que me sorprende es que en plena era de la información, el gran grueso de la población sea presa fácil de la desinformación. Y no sea salvoconducto de un anuncio de cambio de políticas de privacidad de una App, que la gente se entere efectivamente y para asombro de millones que el agua moja.