EL CELULAR NO ELIMINA LA MEMORIA, LA MODIFICA: EXPERTOS

En una época en la que gran parte de la información se almacena en dispositivos móviles, especialistas en neurociencia y salud mental coinciden en que la memoria humana no se está deteriorando, sino adaptando al contexto tecnológico actual.

Federico Bermúdez-Rattoni, investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que este fenómeno no es nuevo. Recuerda que en la antigua Grecia se pensaba que la escritura debilitaría la memoria, del mismo modo que hoy se cuestiona el impacto de los celulares. A su juicio, los dispositivos móviles funcionan como una extensión de la mente, al igual que lo hicieron los libros en su momento.

“No hay evidencia concluyente de que el uso del celular esté atrofiando la memoria”, afirma Bermúdez-Rattoni. Lo que ocurre, según explica, es que funciones como memorizar números telefónicos o ubicaciones se han vuelto menos necesarias. Esto no representa una pérdida, sino una redistribución del esfuerzo mental hacia otras actividades cognitivas.

Guillermo Peñaloza, médico psiquiatra de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (CONASAMA), coincide con esta visión. Desde su perspectiva, el problema no está en almacenar datos en dispositivos, sino en cómo estos afectan la atención, proceso fundamental para que se consolide la memoria. “Si no hay atención, no hay registro, y sin registro no hay memoria”, puntualiza.

Peñaloza destaca que el estrés, la ansiedad y la multitarea disminuyen la capacidad de concentración, lo que genera una percepción de pérdida de memoria que en realidad se origina por falta de enfoque. Además, menciona que trastornos como la depresión también pueden afectar la atención y, por ende, la capacidad de recordar.

Una de las áreas donde sí podría haber un impacto directo es en la memoria espacial, relacionada con la orientación y el uso del hipocampo. Al depender de aplicaciones como Google Maps, se reduce el ejercicio mental que antes implicaba navegar por la ciudad.

En este sentido, Bermúdez-Rattoni cita un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard, que analizó aproximadamente 9 millones de certificados de defunción en Estados Unidos entre 2020 y 2022. Los resultados mostraron que los conductores de taxi y ambulancia registraron tasas más bajas de mortalidad por Alzheimer. El estudio sugiere que el uso continuo de la memoria espacial podría tener un efecto protector en el cerebro.

Tanto Bermúdez-Rattoni como Peñaloza coinciden en que la memoria se puede entrenar mediante actividades como la lectura, aprender nuevos idiomas, resolver acertijos, jugar ajedrez o mantener la interacción social. Además, señalan que factores como una alimentación adecuada, el descanso y la salud emocional son claves para conservar el funcionamiento cognitivo.

Finalmente, los expertos advierten que no se debe responsabilizar a la tecnología por completo. Lo esencial es cómo se utiliza. La tecnología, concluyen, no borra la memoria, pero sí puede desplazar ciertas funciones si no se mantiene un uso equilibrado.

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