La mañana del 28 de octubre, un avión caza tormentas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ingresó al ojo del Huracán Melissa para realizar mediciones. La aeronave permaneció atrapada en el interior del sistema durante aproximadamente 20 minutos, tiempo en el que se registraron datos que indicaron una estructura interna con formaciones conocidas como “dientes de sierra”.
El teniente coronel Jeremy Dehart, oficial meteorológico del 53 Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico, informó que la presión extrapolada en superficie descendió a 892 milibares durante el vuelo.
Posteriormente, señaló que la tripulación logró salir del ojo, aunque la maniobra fue compleja por la presencia de descargas eléctricas y turbulencia en la pared del huracán.
Dehart indicó que la aeronave experimentó variaciones de entre 600 y 700 pies de altitud en lapsos cortos. También precisó que los instrumentos registraron una presión central de 893 milibares en el ojo del huracán, dato que destacó como significativo para el análisis de su intensidad.
