EL ORIGEN DE LA PALABRA Y EXPRESIÓN “CHINGADA”

El término “chingar” y sus derivados tienen un lugar destacado en el idioma español de México, abarcando una amplia gama de emociones y situaciones. Según el escritor Octavio Paz en su obra “El laberinto de la soledad”, el origen de la palabra puede rastrearse hasta los tiempos de la conquista de México por parte de los españoles. Paz sugiere que el uso inicial del término fue peyorativo, relacionado con la figura de La Malinche, considerada por muchos como traidora y figura central en la derrota de los pueblos indígenas.

En el léxico contemporáneo mexicano, “chingar” se puede emplear en contextos que van desde el fraude hasta la admiración, mostrando su versatilidad y profundidad en el idioma. Por ejemplo, expresiones como “Me chingaron” o “Te voy a chingar” pueden denotar fraude o amenaza, respectivamente, mientras que decir “¡Tá chingón!” es una forma de expresar admiración.

La Real Academia Española de la Lengua ha reconocido formalmente el uso de “chingar” debido a su prevalencia y variados usos dentro de la comunicación diaria en México.

Este vocablo no solo refleja la creatividad lingüística sino también aspectos culturales profundos que resuenan en la identidad nacional mexicana, demostrando cómo un término puede evolucionar y adoptar múltiples significados en diferentes contextos y tiempos.

Cuando los Españoles llegaron a conquistarnos, abusaban sexualmente de las mujeres y si eran solteras se decía que la habían chingado, de ahí surgió la expresión “hijo de la chingada” y todas las demás connotaciones de la palabra que resultaron por la ofensa cometida y por el poco conocimiento de nuestro idioma que ante una pereza mental de conocer el nombre de tal o cual objeto solo le llamamos la chingadera y de ahí en adelante se conformo el “idioma Chingoles.”

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