EL SECRETO DEL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS






*Una verdad oscura
*Thanksgiving… pero… ¿Y los Cheyenne, apá?
*Los antiguos dueños del territorio hoy sólo tienen el 2.3%


Leopoldo Mendívil López
Autor de Secreto 1910, Secreto R (Rockefeller), Secreto Maximiliano, Secreto Vaticano, Secreto Azteca, Secreto 1929, Secreto Biblia.


Todo mexicano debe considerarse un amigo de los Estados Unidos por la simple razón de que los “gringos” nos compran el 78.2% de todo lo que exportamos, es decir: 472 mil millones de dólares (un tercio de todo nuestro PIB). Gracias, “America”.

Sin ellos, nuestra economía actual no existiría. Y somos su principal socio en el mundo.

Pero la verdad nos hará libres, y como dijo Aristóteles: “Soy amigo de Platón, pero soy más amigo de la verdad”.

Y la verdad es ésta:

No todos en los Estados Unidos se alegran con el festejo del día de “Acción de Gracias”; especialmente aquellos que antes eran los dueños de dicho territorio, y que hoy viven en “reservaciones” que no pasan del 2.3% del territorio total de la Unión Americana:

Sí: los “nativo americanos” (Sioux, Lakota, Hopis, Cherokees, Comanches, Algonquians, Shawnee, Navajos, Cheyennes, etc.)

Los nativos americanos de los Estados Unidos son primos cercanos de nuestros antepasados como mexicanos -si tomamos en cuenta que el 77% del ADN mitocondrial mexicano es nativo americano y sólo 23% europeo.

Una gran parte de los antiguos habitantes del Oeste Americano son descendientes del tronco lingüístico y genético yutonahua o yutoazteca -ver “Secreto Azteca”-. Son nuestros “primos”.

Incluso, en las latitudes de Arizona y Colorado podremos algún día encontrar “Aztlán”, si es que alguna vez existió tal lugar. Es altamente probable que esa localidad mítica y mística, de ser real, esté sepultada en la región Anazasi.

Hoy sólo quedan nueve millones de nativo-americanos en los Estados Unidos -en medio de un país de 300 millones de inmigrantes sajones-. Los sajones sólo les dejaron a los antiguos el 2.3% de lo que antes fue su territorio, y los redujeron a “reservaciones” o “ghetos” que hasta cierto punto hacen recordar a campos de concentración.

Les dejaron sólo las peores tierras: el desierto -un total de 326 reservaciones que son pequeñas islas dentro de un territorio de 9,826,675 km2.

Los 227,000 km2 que “reservaron” para los “nativoamericanos”, contienen varios de los peores suelos del territorio norteamericano.

En 1970, los United American Indians of New England -Indios Americanos Unidos de Nueva Inglaterra-, establecieron que el cuarto jueves de noviembre, o día de “Acción de Gracias” o “Thanksgiving”, fuera declarado como el “National Day of Mourning” -el día nacional para la Lamentación y el Luto.

En una enorme roca en Cole' Hill, en Plymouth, se puede leer la gran placa metálica que dice lo siguiente:

“NATIONAL DAY OF MOURNING.
DÍA NACIONAL DE LUTO. Desde 1970, los nativos americanos se reúnen al mediodía en la colina Cole en Plymouth para conmemorar el Día Nacional
De Luto” o “Day of Mouning” en el día de “Acción de Gracias” de los Estados Unidos. Muchos nativos americanos no celebran la llegada de los peregrinos y de otros colonos europeos. Para nosotros, el Día de Acción de Gracias es un recordatorio del genocidio de millones de los nuestros, del robo de las tierras y del implacable ataque a nuestra cultura. Participantes en el Día Nacional de Luto honran a los antepasados nativos y a las luchas de los pueblos nativos por sobrevivir hoy. Es un día de recuerdo y de conexión espiritual, así como una protesta contra el racismo y contra la opresión que los nativos estadounidenses siguen experimentando.

“Erigido por la ciudad de Plymouth en nombre del Indios Americanos Unidos de Nueva Inglaterra”


Es verdad. ¿Cómo podrían querer celebrar?

A diferencia de América Latina, donde españoles y portugueses sometieron a las poblaciones nativas pero sin exterminarlas -incluso intermezclándose con ellas y creando naciones mestizas-, los anglos y los sajones procedieron a un virtual exterminio, pero claro, arrodillándose y dándole gracias a Dios por su nuevo hogar en América, en el día de “Acción de Gracias”.

El 4 de diciembre de 1619, 38 ingleses bajaron del barco Margaret a Berkeley Hundred, condado de Charles City, Virginia, y celebraron una ceremonia para dar gracias a Dios por el nuevo territorio al que llegaban.

Leyeron una carta hoy famosa, que decía: “el día de la llegada de nuestros barcos al lugar asignado para la plantación en la tierra de Virginia será santificado anualmente y perpetuamente como un día de acción de gracias a Dios Todopoderoso”.

En 1621, en Plymouth, Massachusetts, los “pilgrims” británicos festejaron con los wampanoags y con los últimos patuxet, porque éstos les habían auxiliado a los recién llegados del mar con alimentos.

340 años después, el presidente John F. Kennedy decretó la Proclamación 3560 (5 de noviembre de 1963): “Hace más de tres siglos, nuestros antepasados en Virginia y Massachusetts, lejos de casa en un desierto solitario, reservaron un tiempo para acción de gracias. En el día señalado, daban gracias reverentes. por su seguridad, por la salud de sus hijos, por la fertilidad de sus campos, por el amor que los unía y por la fe que los unía a su Dios”.

Pero, ¿qué hay del Dios de los nativos americanos?

Los nativos americanos también tenían su fiesta para dar gracias a Dios, aunque lo llamaran Wakan Tanka (los Lakota) o Gitche Manitou (los Algonquians) -“El Gran Espíritu”- … y aunque su fiesta para darle gracias se llamara powwow (en Narragansett).


A Dios agradeciendo y con el Mazo dando

La primera guerra para exterminar a los nativos americanos la dieron los anglos antes del agradecido 1619. Fue la guerra contra los Powhatans, la “Anglo–Powhatan War” qué comenzó en 1609, para expandir la colonia de Virginia. Terminó con la paz de Pocahontas -la india hermosa de la que se enamoró John Rolphe)-pero se reanudó.

Siguió la “Pequot War” en 1636 contra los Pequots, de los cuales 700 fueron vendidos como esclavos a Bermudas. Con esta victoria, nada podría frenar ya la expansión de Nueva Inglaterra hacia el sur. Y a dar gracias por ello.

Pasaron las décadas y los siglos; y para 1830, un nuevo presidente de los Estados Unidos, Andrew Jackson, apoyado por John Calhoun y por el ex embajador de Estados Unidos en México Joel R. Poinsett, decidieron dejarse de tibiezas.

Se decretó la “Removal Act” de 1830, es decir, expulsar a los indios. Se inició una de las más sangrientas operaciones de genocidio en la historia del mundo.

Culminó con lo que los actuales nativos americanos recuerdan como “The Trail of Tears “, “camino de las lágrimas”, en el cual poblaciones, incluyendo a los navajo.

Los Nativo Americanos fueron condenados a vivir en “islas de territorio” en medio del desierto, aisladas del resto del mundo.

Así que, cuando vuelvas a comer un pavo este día de Acción de Gracias, dedícale un segundo antes de tu primera mordida.

Piensa en Joel R. Poinsett, en Andrew Jackson, en los colonizadores que desembarcaron del barco Margaret, y en los millones de habitantes de la antigua Norteamérica que ya no están aquí para compartir este pavo contigo.

Nunca faltará quien, tras leer estas líneas, diga: “esto es victimismo… ya no tienen por qué lamentarse, todo eso pertenece al pasado.” Yo le diría: “qué relativo es el mundo. Sólo pregúntate si dirías lo mismo si te hubiera pasado a ti.”



Leopoldo Mendívil López
Autor de Secreto 1910, Secreto R (Rockefeller), Secreto Maximiliano, Secreto Vaticano, Secreto Azteca, Secreto 1929, Secreto Biblia.

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