La tensión se mantuvo en la frontera entre Líbano e Israel debido a la continuidad de los enfrentamientos entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y miembros de Hezbolá. Los reportes indican que la escalada ocurre a pesar de un acuerdo de cese al fuego vigente desde noviembre de 2024.
El Ejército israelí confirmó haber realizado ataques aéreos y terrestres en el sur del Líbano contra lo que denominó “infraestructura y células terroristas” de Hezbolá. Fuentes israelíes señalaron que estas operaciones son una respuesta a las acciones del grupo chiita que, según Tel Aviv, buscan “restaurar infraestructura” militar en la zona y constituyen una “violación de los entendimientos” bilaterales. Los ataques de días recientes han resultado en víctimas mortales, incluyendo combatientes del grupo libanés.
Paralelamente, una delegación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas visitó la región el 6 de diciembre para evaluar la situación y urgir a ambas partes a respetar el acuerdo de cese al fuego. No obstante, las autoridades libanesas y el grupo Hezbolá continúan reclamando la retirada total de las tropas israelíes que aún mantienen posiciones en cinco puntos de la línea fronteriza, despliegue que consideran una violación territorial.
La República Libanesa ha elevado protestas a la ONU en meses recientes, incluyendo una denuncia ante el Consejo de Seguridad por la construcción de un muro de cemento en su frontera sur. La Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL), cuya misión fue prorrogada hasta finales de 2027, permanece en la zona, pero su presencia no ha impedido las hostilidades.
En este contexto, la comunidad internacional ha expresado preocupación por el riesgo de una escalada militar a mayor escala. La ofensiva en la frontera norte de Israel ocurre de manera simultánea a los combates en otros frentes de la región.
