Una investigación publicada este 10 de noviembre de 2025 por la Universidad de Oxford, utilizando datos recopilados por la misión Cassini de la NASA, reveló nuevas evidencias sobre la estructura interna de Enceladus, una de las lunas de Saturno. El estudio indica que bajo su gruesa capa de hielo existe un océano global que podría mantenerse líquido durante miles de millones de años gracias a la energía generada por el movimiento gravitacional del planeta. Los investigadores emplearon modelos térmicos y mediciones de emisión infrarroja que muestran una pérdida de calor uniforme, señal de que el océano subterráneo ha permanecido estable en el tiempo.
El análisis también confirma que las columnas de vapor detectadas en el polo sur de Enceladus contienen moléculas orgánicas complejas, dióxido de carbono e hidrógeno molecular, elementos esenciales para los procesos biológicos. Los científicos explicaron que estos compuestos, combinados con la energía térmica y química disponible, crean condiciones comparables a las de los respiraderos hidrotermales en los océanos terrestres. Aunque no se ha encontrado evidencia directa de vida, los resultados incrementan el interés por estudiar esta luna como uno de los entornos más prometedores para albergar organismos microbianos fuera de la Tierra.
El descubrimiento ha motivado a agencias espaciales como la NASA y la ESA a evaluar futuras misiones que podrían explorar directamente el material expulsado por los géiseres de Enceladus. Una de ellas, denominada Enceladus Life Finder (ELF), tiene como propósito analizar las partículas de hielo en busca de rastros biológicos o metabólicos. Los investigadores de Oxford señalaron que confirmar la composición química del océano interno y su interacción con el núcleo rocoso podría ofrecer las claves para entender si los ambientes subterráneos del sistema solar son capaces de sostener vida.
