La NASA puso en marcha la misión TRACERS desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, en California, mediante el lanzamiento de un cohete Falcon 9 operado por SpaceX. El objetivo principal es observar los efectos del viento solar en la magnetosfera terrestre.
El despegue se realizó a las 11:13 horas, tiempo local (18:13 GMT), tras un ajuste en el horario inicial debido a restricciones en el espacio aéreo. La misión está compuesta por dos satélites que seguirán una órbita de polo a polo, recolectando datos sobre las variaciones en el campo magnético de la Tierra.
El estudio se centra en la interacción entre las partículas solares y la magnetosfera, fenómeno que está relacionado con eventos como las auroras y también con posibles interrupciones en sistemas de comunicación, navegación y redes eléctricas. Según la NASA, estas alteraciones pueden representar un riesgo económico por las afectaciones a infraestructuras tecnológicas.
Minutos después del lanzamiento, la primera etapa del cohete fue recuperada con éxito para su futura reutilización. Además de los satélites principales de TRACERS, el lanzamiento incluyó tres dispositivos adicionales cuya misión es analizar cómo se dispersan las partículas energéticas en las bandas de radiación, lo que podría influir en el comportamiento de satélites operativos y otras misiones espaciales.
