El gusano barrenador, conocido científicamente como Cochliomyia hominivorax, puede afectar a humanos a pesar de que su presencia es más común en el ganado. Las autoridades sanitarias han advertido sobre el riesgo de infestación en personas, particularmente en zonas rurales y en presencia de heridas abiertas.
El proceso de infestación comienza cuando la mosca hembra deposita sus huevos en lesiones cutáneas, picaduras de insectos o cavidades corporales como la nariz y la boca. En un lapso de 12 a 24 horas, las larvas emergen y se alimentan del tejido vivo, provocando daños visibles y progresivos.
Los síntomas más comunes incluyen dolor localizado, inflamación, secreción purulenta y una sensación de movimiento bajo la piel. Las complicaciones pueden abarcar infecciones graves, necrosis y, en casos avanzados, daño a órganos. La presencia de larvas también ha sido asociada con efectos psicológicos adversos.
El padecimiento es conocido médicamente como miasis, y puede agravarse si no se atiende a tiempo. Especialistas recomiendan mantener heridas limpias y protegidas, emplear repelentes de insectos y acudir de inmediato a servicios de salud ante cualquier sospecha.
Autoridades sanitarias insisten en que la manipulación de heridas infestadas sin supervisión médica puede empeorar el cuadro clínico. La atención oportuna permite la eliminación de las larvas y reduce el riesgo de consecuencias mayores.
