El zoológico Bioparc Valencia ha implementado una serie de medidas para mitigar los efectos de las altas temperaturas en su población animal. La estrategia central incluye la distribución de alimentos congelados, que actúan como “helados”, y la creación de ambientes húmedos para refrescar a las distintas especies. Este enfoque busca garantizar el bienestar de los animales durante los periodos de calor extremo.
La dieta de enfriamiento se adapta a las preferencias de cada especie. Los primates como gorilas y chimpancés reciben bloques de hielo que contienen frutas y verduras, mientras que los leones consumen sorbetes elaborados con sangre y trozos de carne. Los lémures también forman parte de la iniciativa, con helados de muesli, pasas y frutas.
Además de los alimentos, se han instalado sistemas de lluvia artificial para refrescar a los animales. Especies como los elefantes e hipopótamos utilizan los espacios de agua disponibles para sumergirse. Estas prácticas no solo ayudan a regular la temperatura corporal, sino que también mantienen activos sus instintos naturales. En el caso de los leones, el consumo de sorbetes de carne estimula su comportamiento de caza.
Otro ejemplo de adaptación se observa en los elefantes, que interactúan con bloques de hielo. Romperlos con su trompa para comer los trozos pequeños es una actividad que los mantiene ocupados y los refresca. Esta interacción forma parte del enriquecimiento ambiental que los cuidadores del zoológico buscan ofrecer. La combinación de alimentación especializada y condiciones ambientales controladas es fundamental para la salud de los animales en cautiverio.
Estas medidas reflejan el esfuerzo de las instituciones zoológicas por responder a los desafíos que plantean las condiciones climáticas. Los programas de este tipo son esenciales para la gestión de la fauna en entornos controlados, asegurando que los animales puedan sobrellevar las olas de calor de manera segura y cómoda. La aplicación de estos protocolos se considera una parte integral del cuidado animal.
Los animales también tienen otros mecanismos naturales para combatir el calor. Por ejemplo, algunas especies buscan refugio en la sombra o se sumergen en el agua para regular su temperatura. Además, la transpiración en algunos animales y el jadeo en otros, como los perros, son procesos fisiológicos que les permiten liberar calor corporal. La adaptación a climas cálidos incluye cambios en el comportamiento y en las rutinas diarias para evitar las horas de mayor insolación. Estos comportamientos son parte de su instinto de supervivencia frente a las condiciones ambientales.
