Desde 2012, Yasuo Takamatsu, residente de Onagawa, Japón, se sumerge en el océano para localizar los restos de su esposa, desaparecida durante el tsunami de 2011. El desastre, desencadenado por un terremoto de magnitud 9.0, devastó comunidades costeras, incluida Onagawa, donde la pareja vivía. Takamatsu ha realizado más de 600 inmersiones en 13 años sin encontrar rastro de ella.
El último mensaje de su esposa, enviado durante la catástrofe, decía: “¿Estás bien? Quiero volver a casa.” Desde entonces, Takamatsu, motivado por cumplir ese deseo, se capacita como buzo y organiza expediciones regulares. Las búsquedas se concentran en las aguas cercanas a Onagawa, donde los restos de muchas víctimas nunca fueron recuperados.
A pesar de la ausencia de resultados, Takamatsu continúa sus esfuerzos. Las autoridades reportaron más de 15,000 muertes tras el tsunami, con miles de personas aún desaparecidas. La historia de Takamatsu, compartida en medios locales, refleja la persistencia de quienes buscan cerrar un capítulo tras la tragedia de 2011.