Katy Perry participó recientemente en la misión espacial NS-31 organizada por Blue Origin. El vuelo, de duración suborbital, fue protagonizado por una tripulación integrada únicamente por mujeres, incluyendo a profesionales de distintos sectores como la ingeniería, el periodismo y el activismo social.
Durante los poco más de diez minutos que duró el trayecto, la nave alcanzó el límite del espacio antes de regresar a la Tierra. Al descender, Perry protagonizó una escena en la que descendió con una flor en la mano, la alzó al cielo y luego besó el suelo. La cantante declaró sentirse conectada con el planeta y se refirió al viaje como una experiencia de transformación personal.
Posteriormente, emitió un mensaje en el que subrayó la importancia de apreciar el planeta y fomentar espacios de liderazgo para las mujeres en ámbitos poco representados. Al mismo tiempo, expresó su intención de traducir lo vivido en una futura producción musical inspirada en el viaje.
Las reacciones no se hicieron esperar. En plataformas digitales, numerosos usuarios cuestionaron el carácter simbólico del vuelo, señalando la corta duración del trayecto y comparándolo con los viajes espaciales realizados por astronautas profesionales. Varias opiniones calificaron la experiencia como un ejercicio de imagen sin una finalidad técnica ni científica aparente.
Algunos mensajes criticaron los gestos realizados por la artista, percibiéndolos como una sobrerreacción ante un vuelo de carácter comercial. Otros señalaron la contradicción entre los mensajes de conciencia ecológica y el impacto ambiental que puede generar este tipo de misiones privadas.
El evento ha abierto un nuevo debate sobre la participación de figuras públicas en actividades espaciales comerciales y sobre la delgada línea entre promoción, inspiración y espectáculo. Aunque algunos consideran que este tipo de acciones pueden motivar a nuevas generaciones, otros lo ven como un uso excesivo de recursos para fines personales o promocionales.
La misión NS-31, aunque breve, ha tenido un gran eco mediático y social, no por su desarrollo técnico, sino por las interpretaciones que generó la participación de personalidades reconocidas y su forma de comunicar la experiencia.