Una de las mayores problemáticas que llega a sufrir el ser humano en el espacio es ‘la ingravidez', la cual permite que aumente la presión intracraneal de los astronautas durante las misiones espaciales, lo que deforma el globo ocular y daña los nervios.
Para poder mitigar este efecto negativo, un equipo de médicos espaciales estadounidenses y europeos han desarrollado un saco de dormir que redistribuye los fluidos dentro del cuerpo de los astronautas, lo que los protege del aumento de la presión intracraneal y el daño ocular, según un comunicado del Centro Médico de la a Universidad de Texas Southwestern.
“No sabemos qué tan graves podrían ser las consecuencias de un vuelo más largo, como un vuelo de dos años a Marte… Sería un desastre si los astronautas están tan gravemente afectados que no pueden ver lo que están haciendo, y esto pone en peligro la misión,” comentó Benjamin Levine, cardiólogo del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern que está ayudando a la NASA.
Una nueva investigación espacial muestra que el invento no solo podría salvar a los astronautas de la pérdida de visión en misiones largas, sino también proteger sus cerebros y sistemas cardiovasculares, amenazados con posibles trombosis, infartos y derrames cerebrales.
Diez voluntarios, cinco hombres y cinco mujeres, fueron seleccionados para probar el saco en la Tierra, para lo cual se tumbaron en una cama y permanecieron acostados durante tres días y después de este tiempo, los investigadores notaron que tras pasar solo ocho horas cada noche en el futurista saco de dormir se demostró la efectividad del invento para evitar el efecto negativo en los ojos.
El doctor Levine y sus colegas esperan seguir probando su aparato durante vuelos reales a la EEI en un futuro muy próximo, pero antes necesitan aclarar varios asuntos, como, por ejemplo, la cantidad óptima de tiempo que los astronautas deben pasar en el saco de dormir cada día.