Un jurado en la corte de Albi, en el sur de Francia, declaró culpable a Cédric Jubillar, de 38 años, por el asesinato de su esposa Delphine Jubillar, desaparecida en diciembre de 2020. El tribunal lo sentenció a 30 años de prisión tras cuatro semanas de juicio, a pesar de que el cuerpo de la víctima no ha sido localizado.
La fiscalía presentó evidencia circunstancial, incluyendo testimonios de un vecino que escuchó gritos la noche de la desaparición, una declaración del hijo mayor de la pareja sobre una discusión entre sus padres, y anomalías como el vehículo de Delphine estacionado en dirección opuesta a la habitual.
Además, se mencionó que Jubillar había expresado intenciones de matar a su esposa en conversaciones previas con su madre, y que la relación matrimonial se había deteriorado por una infidelidad de Delphine y su solicitud de divorcio.
La defensa argumentó que la ausencia de cuerpo y de pruebas físicas directas, como sangre o indicios de limpieza en la escena, impedía confirmar la comisión de un delito. Los abogados destacaron que las pruebas eran especulativas y que testigos habían sido influenciados por investigadores.
Jubillar mantuvo su inocencia durante el proceso y no proporcionó una explicación alternativa para la desaparición.
Los representantes legales de Jubillar anunciaron que apelarán la decisión, mientras que los abogados de los hijos de la pareja solicitaron que revele la ubicación de los restos para permitir un cierre familiar.
Búsquedas exhaustivas en áreas locales, incluyendo minas abandonadas, no arrojaron resultados desde 2020.
El caso generó atención en medios y redes sociales, con especulaciones de investigadores aficionados que interfirieron en las indagaciones oficiales. Condenas por asesinato sin cuerpo son infrecuentes en Francia, pero se basan en la convicción íntima del jurado sobre la evidencia presentada.
