AVÁNDARO, UN LEGADO CULTURAL Y MUSICAL EN MÉXICO.

Este 11 de septiembre se conmemora un aniversario más del Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, realizado en 1971 en Valle de Bravo, Estado de México. El evento, que en un inicio fue concebido como una carrera automovilística con música en vivo, se transformó en un festival masivo que reunió a entre 100 mil y 200 mil asistentes, cifra inédita en el país para aquel entonces.

La música fue el corazón del encuentro. Bandas nacionales como El Ritual, La División del Norte, El Epílogo, Tinta Blanca, Peace and Love y Los Dug Dug’s marcaron la jornada con presentaciones que se prolongaron hasta la madrugada. Para una generación que buscaba espacios de libertad y expresión, Avándaro representó un punto de encuentro cultural y social.

El contexto histórico fue determinante. Tres años antes, México había vivido la represión al movimiento estudiantil de 1968 y la tragedia de Tlatelolco. Bajo la mirada vigilante del gobierno, la juventud encontró en la música un refugio y una forma de protesta silenciosa. El festival, por ello, fue visto por muchos como un estallido cultural que desbordó las previsiones de las autoridades.

La cobertura mediática estuvo marcada por la controversia. Escenas de consumo de drogas, desnudos y rebeldía juvenil dominaron los titulares, lo que derivó en una reacción negativa de las autoridades. En lugar de reconocer el carácter artístico y cultural del encuentro, Avándaro fue catalogado como un “descontrol juvenil”.

La respuesta oficial fue inmediata: se intensificó la censura al rock, se limitó su difusión en medios de comunicación y las bandas fueron relegadas a tocar en espacios marginales conocidos como “hoyos fonquis”. Lejos de consolidar una tradición de festivales masivos, Avándaro significó el inicio de un veto cultural hacia el rock en español en México.

Sin embargo, su legado perdura. Para miles de jóvenes de la época, Avándaro significó un despertar cultural y un vínculo con los movimientos de música, paz y libertad que se desarrollaban a nivel global, al estilo de Woodstock en 1969. Aunque sus consecuencias inmediatas fueron restrictivas, abrió la puerta para que nuevas generaciones encontraran en la música espacios de expresión.

Hoy, con festivales como Vive Latino o Corona Capital, Avándaro se reconoce como el primer intento por consolidar un movimiento musical masivo en México. Más de cinco décadas después, sigue siendo recordado como un parteaguas en la historia cultural del país y un símbolo de la lucha por la libertad artística y juvenil.

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