El aumento del tráfico de la mezcla de fentanilo y xylazina, conocida en los medios como la “droga zombi”, ha puesto en alerta a autoridades y expertos en salud pública en Estados Unidos. Esta combinación de sustancias ha generado preocupación debido a sus efectos devastadores en los usuarios y la dificultad para tratar las sobredosis. El fentanilo, un opioide sintético, es extremadamente potente y ha sido una de las principales causas de muertes por sobredosis en Estados Unidos en los últimos años. La xylazina, por su parte, es un sedante utilizado en animales, particularmente en caballos, ganado y otros animales grandes, y no está aprobada para el uso humano.
El fentanilo, cuando se mezcla con xylazina, produce una combinación que puede causar efectos mucho más fuertes que los de los opioides solos. La xylazina aumenta la sedación, haciendo que los usuarios se vuelvan completamente inmóviles y en un estado de profunda depresión respiratoria, lo que aumenta el riesgo de muerte por asfixia o paro respiratorio. Sin embargo, dado que la xylazina no es un opioide, no responde al tratamiento estándar con naloxona, lo que hace aún más difícil revertir sus efectos en caso de sobredosis. Esto ha generado un incremento de muertes en personas que han consumido esta mezcla, ya que no pueden ser tratadas adecuadamente con los métodos tradicionales utilizados para las sobredosis de opioides.
El tráfico de esta mezcla ha crecido de manera alarmante en todo el país. La sustancia está siendo introducida principalmente desde México, donde la xylazina se fabrica o se importa, y luego se distribuye a través de redes de narcotráfico que operan a nivel nacional. Las autoridades han identificado que, además de ser robada de suministros veterinarios, la xylazina es importada ilegalmente desde México, en particular desde la región de Tijuana, que se ha convertido en un punto clave de distribución. Los carteles de droga mexicanos están utilizando esta sustancia como un medio para hacer que el fentanilo sea más adictivo y rentable, ya que la mezcla puede aumentar la cantidad de droga que se puede producir con menos fentanilo, lo que reduce los costos de producción.
Este aumento del tráfico de “droga zombi” también ha tenido repercusiones en las comunidades que están lidiando con la crisis de opioides. Los expertos en salud pública temen que la mezcla de xylazina y fentanilo podría ser más accesible para los usuarios, lo que agrava aún más la crisis de sobredosis. En 2024, más de 70,000 muertes por sobredosis fueron atribuidas al fentanilo, y se estima que la combinación con xylazina ha contribuido a un número creciente de muertes en todo el país.
A nivel federal, se están tomando medidas para abordar el aumento del tráfico de esta mezcla. La Administración de Control de Drogas (DEA) ha aumentado los esfuerzos para interceptar la xylazina antes de que llegue a las calles, pero la rápida expansión de su distribución presenta desafíos significativos. Algunos estados han comenzado a implementar políticas específicas para lidiar con la presencia de xylazina en las muertes por sobredosis, lo que incluye la capacitación de los servicios de emergencia para identificar y tratar los efectos de la droga. Además, se han planteado inquietudes sobre la necesidad de más investigación sobre cómo tratar las sobredosis de esta mezcla de sustancias.
En resumen, la mezcla de fentanilo y xylazina está generando una creciente preocupación entre los expertos en salud pública, ya que representa un desafío adicional a la crisis de sobredosis que afecta a Estados Unidos. Su fácil disponibilidad y la dificultad para tratar los efectos de la xylazina están exacerbando la situación. Las autoridades y organizaciones de salud continúan luchando por frenar el tráfico y el consumo de esta peligrosa sustancia, pero los esfuerzos hasta ahora no han logrado detener su expansión.