En los últimos años, la industria de la moda ha comenzado a enfrentar una transformación hacia la sostenibilidad, impulsada por el creciente interés de los consumidores por productos que no solo sean estéticamente atractivos, sino también responsables con el medio ambiente. La moda sostenible busca reducir el impacto ambiental de la producción textil, promoviendo el uso de materiales orgánicos y reciclados, y mejorando las condiciones laborales en las fábricas.
Marcas de todo el mundo han comenzado a adoptar prácticas más sostenibles, utilizando tintes ecológicos, materiales reciclados y técnicas de producción que minimizan el desperdicio. En Europa, especialmente en países como Francia y los Países Bajos, ha habido un impulso gubernamental hacia la regulación y el etiquetado de productos sostenibles.
El consumidor, por su parte, está tomando decisiones más informadas sobre sus compras, eligiendo marcas que practican la economía circular y que invierten en la reducción de residuos. El reciclaje de ropa y el alquiler de prendas de alta gama también han ganado popularidad, lo que indica una posible revolución en la manera en que entendemos el consumo de moda.