Todos deseamos una relación feliz, pero olvidamos que deben trabajarse todos los días, porque el cariño no se alimenta de ausencia. Cuando llevamos un tiempo en una relación aparece algo que conocemos como “rutina”.
Diez de cada diez personas aman los pequeños detalles, sean tan pequeños o tan grandes, de cada día.
Existen personas que no necesitan fechas importantes para alimentar lo cotidiano y hacer una lista de motivos para cuidar cada día a las personas que queremos.
Muchas de las relaciones se terminan por falta de demostración de afecto, llevando a la pareja a pensar que el amor entre ellos se acabó.
Pero cuando realmente está presente el amor, no existe forma de tomar una mala decisión que afecte el matrimonio como el divorcio.
Todos pasamos por distintas etapas durante el matrimonio, empezando por el enamoramiento, que según estudios dura unos cuantos meses. Después se experimentan otras etapas que son cuando las parejas se aceptan tal y como son. Durante este tiempo deberán existir las demostraciones de amor, para que los dos se sientan seguros, confiados y especiales.
Los pequeños detalles enamoran, pues son el reflejo de la grandeza de las personas y la capacidad de amar de manera constante. Porque los pequeños detalles funcionan como una manera de hablar y convertirnos en coleccionistas de momentos emocionales e inolvidables.
El amor no debe forzarse, es preferible la complicidad, la sorpresa, el gesto inesperado, el abrazo sincero a una rutina donde pierde la esencia.
El amor, como la vida, cambia y se transforma.
