Tuve el privilegio de convivir con Pelé y toda la Selección de Brasil en el Mundial México 70. Diario, durante 45 días saludaba a todos quienes serían los campeones de la Jules Rimet. El periódico NOVEDADES me asignó la cobertura periodística de la subsede de León donde jugaron Alemania Federal, Perú, Bulgaria y Marruecos.
Ocurrió que los brasileños, teniendo Guadalajara como sede oficial, adelantaron mes y medio su llegada a México y se concentraron en Guanajuato. NOVEDADES me ordenó atender León y darle diario seguimiento al Rey Pelé y su corte. Cotidianamente lo entrevistamos. Era una persona extremadamente sencilla y cordial.
Logré que me identificara por el trato diario,
En ocasión del nacimiento en el DF de mi primer sobrino, pedí a Pelé que me firmara un balón junto con todos los seleccionados, y lo hizo. Semanas después regalé el balón autografiado a mi hermano Pablo y su esposa, como presente por el nacimiento de su primogénito.
Años después, mi cuñada desarrolló enfermedad mental y lamentablemente varias veces dio el balón memorable a mi sobrino para que jugara en el pasto mojado y el agua dañó el balón y las firmas y todo se perdió.
Por otra parte, volví a saludar a Pelé dos veces en Europa. Una, durante el sorteo de la FIFA
para el mundial de España y durante los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. En ambos casos le recordé la convivencia en León y mi tragedia del balón autografiado.
Para mí, Pelé fue el mejor jugador del mundo y un ser humano excepcional.
Lamento mucho su fallecimiento.
Por Neftali Celis García