México es el país con el mayor número de picaduras de alacrán en el mundo, con aproximadamente 300,000 casos reportados anualmente, según datos del Instituto de Biología de la UNAM. Este fenómeno se debe a la gran diversidad de especies de alacranes en el país, que supera las 300, ubicándola en el primer lugar global. Aunque la mayoría de las picaduras son leves a moderadas, menos del 10% requieren atención médica urgente debido a posibles complicaciones.
Recientemente, la autoridad sanitaria decidió suspender la vigilancia obligatoria para la intoxicación por picaduras de alacrán, citando una disminución en los casos en comparación con años anteriores y la asignación de más de 100 millones de pesos anuales para la compra de tratamientos. Esta decisión podría complicar el manejo de los casos, aunque expertos confían en que el personal médico está capacitado para abordar adecuadamente las picaduras y sus posibles consecuencias.
La mayoría de los alacranes en México se encuentran en la región del Pacífico, lo que implica que los tratamientos y antídotos deben estar disponibles principalmente en estas áreas. La falta de regulación obligatoria podría afectar la efectividad del tratamiento en casos graves, subrayando la importancia de una respuesta médica adecuada y oportuna.
