Decenas de miles de manifestantes se congregaron en Belém en el contexto de la COP30, en la llamada Cumbre de los Pueblos, para exigir una acción climática más inclusiva y una transición energética que respete los derechos de los pueblos indígenas.
Durante el acto, las organizaciones firmaron una misiva que señala directamente a multinacionales agrícolas, mineras y tecnológicas como responsables de la crisis climática, y piden que las políticas climáticas no se construyan únicamente desde los mercados sino desde las comunidades locales.
Entre las propuestas que emergen está la demarcación de territorios indígenas como forma de garantizar la protección de la Amazonía, así como una reforma agraria que favorezca la soberanía alimentaria, y mecanismos de financiación que prioricen la justicia social y ambiental frente a la acumulación de capital.
