Wenchy Moreno nació con parálisis cerebral. Desde sus primeros años de vida estuvo rodeado de profesionales del mundo de la neurología: neurólogos, neuroquinesiólogos, ortopedistas. Esa cercanía constante con la disciplina influyó en su decisión vocacional.
Durante su infancia enfrentó dificultades físicas. En la escuela primaria no podía escribir, y a lo largo de la carrera universitaria atravesó crisis y momentos en los que pensó en abandonar. Algunos docentes incluso le sugirieron dejar la carrera. A pesar de eso, persistió.
Moreno atribuye su fortaleza a su entorno familiar. Sus padres lo acompañaron sin sobreprotegerlo, permitiéndole crecer con autonomía. Según sus propias palabras, nunca aceptó la frase “no vas a poder”. Frente a cada obstáculo, su estrategia fue insistir, intentar una y otra vez, o buscar nuevas maneras de avanzar.
Tras años de esfuerzo, logró recibirse de médico. Actualmente ejerce como neurólogo. Expresa que su vocación no solo fue una elección profesional, sino también una forma de agradecer el apoyo recibido.
