Cuautitlán Izcalli se encuentra entre las primeros 12 municipios con mayores índices de contagio del coronavirus.
Las falta de regulación efectiva en las diversas actividades de comercio en vía pública, el descrédito en el que ha caído el gobierno municipal y la irresponsabilidad de la gente que no acata las medidas sanitarias son parte de la compleja realidad que vive el municipio.
Y no se trata de explicar de manera simple el comportamiento social de suicidio sanitario para entender el valemadrismo que existe en la población.
No se trata de un municipio con grandes grupos vulnerables ya que Izcalli ocupa el quinto lugar del PIB estatal y su clase media, aunque golpeada, aún sobrevive y da empuje al mercado interno municipal.
Tampoco se trata de una población con carencias educativas si consideramos que la mayor parte habitantes del municipio tienen en promedio 2 años de preparación a nivel medio superior.
Y sin embargo Cuautitlán Izcalli tiene uno de los mayores índices de fallecimientos de los 125 municipios del estado de México.
Se puede argumentar que se debe reconocer la proporción de contagios con respecto a la población y habría razón para hacer el ejercicio, sin embargo lo que observamos aquí es una proporción de los contagios contra los fallecimientos.
Se trata por tanto de no ocultar el problema sino de evidenciarlo para que la autoridad establezca las medidas preventivas o las políticas de salud necesarias para reducir la incidencia.
¿Entonces en dónde se encuentra la diferencia que arroja una mayor cantidad de fallecimientos en el municipio? Esa es precisamente la pregunta central.
Sin pretender disminuir la responsabilidad que los ciudadanos tenemos para contener la propagación del virus, también resulta cierta la mayor responsabilidad de las autoridades político-administrativas de todos los niveles de gobierno, en particular las municipales por ser la primera figura de autoridad que tiene la población como referente.
A estas alturas de la pandemia resulta innegable que la inexperiencia e ignorancia de la actual administración es responsable, al menos en la parte que le corresponde, del alto porcentaje de fallecimientos que hay en el municipio.
Ahora con un semáforo naranja casi rojo, con las medidas restrictivas que el Gobierno del Estado ha establecido, deberíamos exigir que la autoridad municipal se comporte a la altura y sobre todo que ¡gobierne!