ALERTAN POR LA DESAPARICIÓN DEL ÁRBOL DE KANISTÉ, UNA ESPECIE CONSIDERADA FUNDAMENTAL EN LA CULTURA MAYA

Investigadores del sureste de México han emitido una alerta sobre la disminución progresiva del árbol de kanisté, una especie frutal que fue considerada de gran valor por las comunidades mayas. Con una altura promedio que no supera los ocho metros, esta planta ha sido históricamente cultivada en huertos familiares y solares comunitarios.

El árbol, cuyo nombre científico es Pouteria campechiana, presenta frutos de forma ovalada y pulpa amarilla. Su sabor ha sido comparado con el de tubérculos cocidos, y su textura lo hizo popular en la dieta tradicional de pueblos mayas. Su cultivo ha disminuido drásticamente en los últimos años, según datos del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), debido a la expansión urbana, el abandono del conocimiento agroecológico local y la baja demanda en mercados actuales.

La especie se distribuye de manera natural en Campeche, Yucatán y otras regiones del sureste mexicano, pero también ha sido reportada en países como Guatemala, Belice y El Salvador. Por su capacidad de adaptarse a suelos pobres y climas cálidos, los especialistas han propuesto estrategias para reintroducirlo en zonas urbanas y rurales mediante campañas escolares, viveros comunitarios y programas de concientización ambiental.

El Dr. Jaime Martínez Castillo, investigador del CICY, señaló que el kanisté está siendo desplazado por cultivos comerciales y por árboles frutales con mayor rentabilidad en el corto plazo. También explicó que esta especie tiene un valor simbólico y alimentario que trasciende el aspecto económico, pues fue referida incluso en documentos antiguos como el Popol Vuh.

Actualmente, instituciones académicas y grupos de protección ecológica colaboran en la creación de bancos de semillas y redes de intercambio entre comunidades rurales para incentivar su recuperación. Se estima que el proceso de crecimiento del árbol es lento, pero resistente a condiciones adversas, como la sequía o la baja fertilidad del suelo.

En zonas como Morelos, Oaxaca y Veracruz se han iniciado los primeros ensayos para su reproducción fuera del hábitat original, con el objetivo de diversificar su presencia y conservar su legado cultural y biológico.

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